04 abril 2009

Espejos vacíos


Ayer leyendo el artículo 'la soledad del físico' pensaba que iba a describir la sensación que he padecido yo estos días. Así que como un burro sin orejeras me dispuse a tener una sesión de psicología por espejo. Pero me encontré desgraciadamente con un físico, que en vez de darme ánimos con su historia, había conseguido salir del lado oscuro de la ciencia y había triunfado en un terreno no menos pedregoso. Su nombre es Pablo Giordano y su libro acertadamente se titula 'La soledad de los números primos'.


Aunque no encontré complacencia en sus palabras, por lo menos me descubrió una novela que me gustaría disfrutar. A pesar de la dieta literaria que me he propuesto para poder ir terminando todo lo que tengo abierto. Esto es más un farol que un suplicio, otro gallo cantaría si se tratara de dejar el chocolate.


4 comentarios:

Nils dijo...

es que dejar el chocolate es imposible del todo si sí sí.

Unknown dijo...

el chocolate es fundamental para que ciertos orgarmos no se sientan solos...

Anαβ dijo...

nils, lo mejor para dejar es no llegar al final del pasillo en el Mercadona. La leche y a la caja.

ekiots, dime que esto lo has escrito tocándote.

Anónimo dijo...

de este libro también hablamos (creo recordar) y me has dado ganas de leerlo.

uff, y esa canción es muy grande.