07 marzo 2008

Cuando no hay razones


Puede ser que sea una extravagancia demasiado cruel por mi parte, pero hace falta ser mamaracho. Es fácil ir con una pistola por la calle y sentirse dueño de vidas ajenas. Me parece más valiente desnudarse en la calle Preciados, no por el hecho de tener las carnes al aire, sino por la alta probabilidad de pillar un resfriado.

2 comentarios:

Patxi dijo...

Y es que es cierto... no hay razones.

Anαβ dijo...

La mejor arma son los sobres blancos y sepia