28 agosto 2008

Intento de homenaje

Voy a intentar aprovechar cada minuto. Abro mi bolsa. Busco entre todos los papeles el artículo que había dejado a medias. Ahí está, de la manera atropellada subrayado. De mi anterior repentina intención de aprovechar el día, que ya entonces terminaba. Si de por sí ya me resulta imposible, ahora, a media noche, más. Tarareo la canción de Dido. Levanto la mirada. Esa figura me resulta apetecible. Sólo espero a que se dé la vuelta a ver si la cara acompaña. Sí que acompaña. Llega el tren y veo como él se posiciona para entrar en el vagón. Antes de entrar puedo intuir un patrimonio viril que disfruto simplemente imaginándome.

Entro por la misma puerta que él. Me siento justo enfrente de él. Intento disimilar mi descarado chequeo. ¿Por qué se sienta pidiendo compañía? No entiendo porque despliega su peludo brazo sobre el asiento contiguo. Debería hacerme hueco. Para. No sigas. Tomo de partida el abrazo imaginario. Los nudillos con pelo y sigo brazo arriba. La manga del polo Lacoste le aprieta. Podría parecer que le queda pequeño. El cuello sin ningún botón abrochado. Asoman esos pelos que a todos los fans de osos nos vuelven locos. Sigo descendiendo. Puedo sentir su respiración en la parte superior de la barriga. Esa es mi parte favorita. Pierdo tiempo observándole la tripa. Me encanta verla empujando la tela. Aunque mentiría, si no dijera, que seguí descendiendo. Ahí estaba. Lo que pude predecir era cierto. Debo tragar saliva. Mi prototipo está colmado. Ahora sí que tengo la mirada fija. Nunca sabré que zapatos llevaba.

Despierto de la hipnotización. Espero que él no se haya dado cuenta. Está concentrado en el otro lado del vagón. Puedo ver que tiene la misma afición que yo. Para él, yo soy invisible. Concentrado en una joven de los asientos de al lado mío. Se está relamiendo. Podría traducir en género sus pensamientos. No me lo puedo creer. Se ve como llaman a la bragueta. Nada más imaginármelo, me comporto como el más fidedigno de los espejos.

Llega su parada. Se levanta mi intermedio. Puedo terminar de disfrutar con su fabulosa espalda. Llena el polo completamente. Me encantaría sufrir el suplicio de quitarle tan ajustado Lacoste. Seguramente tendría que ayudarme, porque pararía para disfrutar en cuchara de postre. Se baja del vagón. Incluso su paso entra dentro de mi prototipo. Andar de culturista. Tiene que inclinarse para buscar algo en su apretado bolsillo. Me marcho. Vuelvo a la consciencia en mi parada. Guardo los folios rápidamente. Soy consciente de que suena The Fratellis en el iPod. No he aprovechado esas tantas paradas de metro.

PD: Con esta entrada intento homenajear a Juan Ernesto Artuñedo. Mi lectura únicamente buscaba algo parecido a lo que sentí en el vagón de metro. Él lo consiguió con sus frases cortas. Me cegué. Así que puede ser que me retracte seriamente, y complete la trilogía en mi librería.

11 comentarios:

Nils dijo...

los chulazos del metro... qué de historias podríamos contar todos sobre ellos...

Anαβ dijo...

Sí, el metro está lleno de chulazos, supongo que habrá sido la combinación de todos ellos lo que habrá creado la historia en mi cabeza.
besos

Jose dijo...

Te ha quedado un homenaje bastante chulo. Me ha gustado :-)

Anαβ dijo...

espero cuando dices chulo, no significo lo mismo como cuando te pregunta sobre una persona y dices que es majo.

CUCA dijo...

Muy buena redacción...No padezcas por mi, nada parecido a Danielle Steel, mucho mejor.
Besos, nos blogueamos a la vuelta!

Anónimo dijo...

ay, sí, que alegrías da a veces el metro... ;)

Anαβ dijo...

cuca, pasalo muy bien. Y me parece que no, pero con cariño.

gatchan, no sé si llamarlo alegrías o literalmente pajas mentales. Ya salió mi lado borrico.

Jose dijo...

Yo utilizo la palabra chulo cuando algo me gusta realmente, aunque reconozco que el término está muy old fashion, pero qué quieres, ya tengo mis años... ;-)

Anαβ dijo...

vale, aceptamos barco.

hector toscano dijo...

que buen escrito !!!!

me llegò a excitar, ja

es que lo describiste tan bien, que parecìa que lo estàba viendo .

Besos

Anαβ dijo...

muchas gracias por la lectura, y gracias por tú crítica, viniendo de ti el halago es doble.
besos y cuidate mucho.