La cena de mi cumpleaños fue trasladada al día de ayer debido a la marcha del guapo a tierras jerezanas. El restaurante elegido fue 'Un lugar'. La decoración era de siluetas sencillas, acompañando a una cocina tradicional riojana. La razón de probar este sitio era disfrutar de los fabulosos helados de Andrés Sirvent.
Andrés es un hombre de sonrisa perpetua, de carácter contagioso y de vitalidad, sanamente, envidiable. Cuando formaba parte de una orquesta junto con su hija, nos traía helado y granizado para que lo compartiéramos entre todos en el descanso del sábado por la mañana. Dentro de su apretada y entregada vorágine de trabajo siempre tenía un momento para pasarlo con nosotros en la fabulosa Vinuesa.
Después le llego el éxito. El éxito de la delicadeza y el entusiasmo de trabajar con todo el espíritu. Un Guardiola adoptivo en mi materna Calahorra. Ha conseguido ser respetado personalmente y profesionalmente. Algo muy difícil de ver actualmente.
28 mayo 2010
Jijona en pleno Calahorra
Publicado por Anαβ a las 0:05
Etiquetas: Andrés Sirvent, cena, cumpleaños, helados
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2 comentarios:
me quedé con ganas de probar taaaaaaaaantos sabores... habrá que volver a Calahorra.
eso está hecho.
L12S
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