¿Se esconden las Geishas?

Hoy me encuentro muy liado con las tareas de la casa, sólo tengo este momento entre doblar la colada y hacer la cena para escribir. Entre broma y broma con mi novio ya le he dicho que creo que la próxima semana me voy a pintar la cara de blanco y hacerme un moño para estar más a tono. Ya hace dos años que estrenaron la película "Memorias de una Geisha", yo es que no soy mucho de leer así que me tuve que esperar a la edición de "tapa" grande. Al verme a mi mismo como el personaje principal del film me da un poco vergüenza (ojala podría decir ajena), así que "stop" a la imaginación.

Esta parrafada era únicamente para homenajear a todas esas geishas que no se dejan ver hoy en día. Sí eso es, que no se dejan ver. Porque la geishas del siglo XXI no se deben dejar ver, todo acabo con la última geisha del siglo XX. Todos conocemos la grandeza de esta geisha, es famosa y, en mi opinión, se dejo influir demasiado por la materialidad occidental; sí ella es Isabel Preysler. Adaptó su condición oriental a lo que le ofrecíamos en este lado del mundo, y triunfó. Pero hoy en día tenemos que dejar paso a la nueva generación.

Yo no sé vosotros, pero yo hace tiempo que no las veo. Así que no queda otra idea en mi cabeza más que pensar que están escondidas, aprendiendo de las sombras del anonimato. Ellas crecen interiormente, siendo esponjas de pequeños destellos de otras mujeres, y porque no, también de hombres. Ellas se crean así mismas y no se muestran, son como ángeles que mejoran tu vida pero no sientes que te tocan. Así creo que son, porque me niego a pensar que serán las verduleras que vemos por la televisión.

Una cosa que tengo que decir, aunque quede muy fuera de lugar. Si quieres empezar a ser una geisha de hoy en día, tienes que tener clarísima una expresión muy machista pero muy cierta. Una auténtica geisha es "un señora en la calle y una puta en la cama". Así que si tuvisteis alguna vez el sueño de pareceros a una geisha, dejar a parte el maquillaje blanco y empezar por los polvos.